Entramos al encuentro muy sólidos en ataque, encontrando buenas ventajas y anotando con fluidez, pero sin la consistencia defensiva que requeríamos. El joven equipo local corrió bien la pista y nos castigó en transiciones y en situaciones con mucho espacio.
En el segundo cuarto ajustamos atrás y pudimos imponer la verdadera diferencia del partido: compartir el balón, jugar con ritmo y atacar la pintura de manera constante. La verticalidad, la lectura de ventajas y llevar el balón a donde queríamos nos permitió finalizar con claridad, generar rebote ofensivo y encontrar tiros completamente liberados.
Tras el descanso volvimos a salir fuertes y también nos llevamos el tercer cuarto, aunque los 24 puntos encajados evidenciaron que todavía no estábamos tan sólidos como en el segundo periodo.
En el último cuarto encadenamos malas decisiones ofensivas que les permitieron correr y volver a meterse en el partido. Sumado al cansancio, la frustración y una gestión irregular de la ventaja, Alginet redujo diferencias y apretó el marcador.
Aun así, supimos mantener la calma en los momentos importantes y asegurar la primera victoria fuera de casa. Toca seguir trabajando para cerrar mejor este tipo de partidos y ser más consistentes durante los 40 minutos.
¡Vamos! Una más. Seguimos remando y seguimos aprendiendo. 


